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Mostrando entradas de julio, 2018

BLUE

© Aníbal Ricci Fumaba marihuana y me hundía entre cobertores. El gato observaba, juzgándome. Los recuerdos asolaban mientras el mundo dejaba de girar. Aceleraba y el auto suspendía su curso. Corría en la banda elástica y mis pensamientos quedaban atrás. Toda la música que escuchaba parecía un solo eterno de Miles Davis.

Espartaco

© Aníbal Ricci Las tardes de cine eran memorables. En televisión transmitían películas a diario, westerns en su mayoría. Ese día tocaba una de romanos: Espartaco, de Stanley Kubrick. La historia sucedía pocos años antes de la era cristiana y daba cuenta de la instrucción de los gladiadores del circo romano. Un hijo de esclavos originaba una rebelión en contra del abuso de los patricios. Paralelamente ahondaba en la relación sentimental de Espartaco y Varinia. Las miradas de Kirk Douglas y Jean Simmons coincidían con los primeros besos de María Jesús y Francisco. Los esclavos se agrupaban para combatir a los ejércitos comandados por Craso. Los protagonistas hacían el amor. Primeros planos que no mostraban lo que descubren María Jesús y Francisco. Están completamente desnudos. Ya no miran el televisor. Los amantes dejan de prestar atención al sonido y las imágenes. Francisco las ve reflejadas en la blanquecina piel de su amada, transformándose en un intérprete de épocas distantes. Lo

El gran Lebowski (1998)

Dirigida por Joel Coen © Aníbal Ricci El guion de los hermanos Coen tiene una musicalidad exquisita, muy de acuerdo a la banda sonora, pero sobre todo emparentada con el temperamento de Dude (interpretación genial de Jeff Bridges). Si fuiste de los afortunados en verla en una sala de cine, te habrás dado cuenta de que la atmósfera de la película es tan relajada como su protagonista, de imágenes muy bien logradas, que hay que saber disfrutar al ritmo de un disco de 33 rpm. Los diálogos están llenos de estupideces que se deslizan en cámara lenta, recurso utilizado en la escena memorable en que Jesús Quintana (John Turturro) hace un largo ceremonial antes y después de su lanzamiento de bolo. La cinta es una sátira de la sociedad estadounidense, a la vez que esconde significados que se podrían catalogar de profundos. Cuando se observa a los jugadores concentrados en su propia línea, supone una simplificación de la vida en dicha sociedad. Cada uno ocupado

Encuentro cercano

© Aníbal Ricci Ese año tocaba cambio de curso y para variar estuve enfermo la primera semana de clases. Algo tan arbitrario como estudiar francés o alemán nos dividió para siempre. Recién en la segunda semana conocí a mis compañeros. Cada vez que empezaba un ciclo escolar me compraban zapatillas nuevas y al igual que en años anteriores me regalaron un par de NorthStar. Duras como palo y con la particularidad de no romperse nunca. ¡Cómo odiaba esas zapatillas! Eran horribles y todos en el liceo tenían las mismas. Parecía que las madres se ponían de acuerdo y nosotros obligados a usarlas, puesto que eran las únicas que estaban dispuestas a comprarnos. Ese año traté de integrarme mejor con mis compañeros, pero las amigdalitis dijeron otra cosa. Cada vez que lograba enganchar con el grupo de avanzada, volvía a caer enfermo y de paso me perdía las fiestas. No me quedó otra que pedir cuadernos prestados para ponerme al día. Me transformé en un buen alumno y mi mundo social se red

El hombre que mató a Liberty Valance (1962)

Dirigida por John Ford © Aníbal Ricci W estern crepuscular . «Cuando la leyenda se hace realidad... escribe sobre la leyenda», sentencia el periodista que entrevista al senador Sttoddard (James Stewart) ante su confidencia de los reales sucesos acaecidos hacia el final de la época del lejano oeste en un pequeño pueblo llamado Shinbone. John Ford rompe la estructura clásica del western y nos relata la historia mediante un impresionante doble flashback , uno dentro de otro, perspectiva caleidoscópica que le otorga al film una profundidad épica que dilucida el origen de la leyenda: quién fue realmente el hombre que mató a Liberty Valance. El uso del blanco y negro en tiempos del color fue una opción deliberada, muy acertada, debido a que la cinta de Ford es un homenaje al western , a momentos de gloria del cine estadounidense que dan paso a nuevos héroes: abogados y políticos que permitirán el desarrollo futuro de los Estados Unidos. La llegada del ferrocarril r

La diligencia (1939)

Dirigida por John Ford Un clásico del género  western . © Aníbal Ricci Ford dominaba a perfección la  semiótica del cine. La diligencia, ese transporte del oeste, reúne a los más variados personajes: el vendedor de whisky y el cochero son los personajes del pueblo, bonachones, mientras que Ringo Kid es el forajido y representante de la escoria de la sociedad junto a la prostituta Dallas. El tahúr Hatfield, antiguo confederado (demuestra la antipatía del director hacia los rebeldes del sur que seguían creyendo en la esclavitud) se proclama protector de la mujer de alta sociedad, que a su vez mira en menos a Dallas. Por ende, Hatfield y Ringo conviven en permanente tensión. El comisario debe devolver a prisión a Ringo, en tanto el banquero estafador se escuda tras el dinero. Finalmente, el alcohólico doctor Boone impone el humor en el grupo y permite atenuar las diferencias sociales. Estos personajes habitan la diligencia, pequeña alegoría de los habitantes del país nor