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Mostrando entradas de marzo, 2023

HUMILDE CONSEJO

                                   (crónica)   HUMILDE CONSEJO por Aníbal Ricci Marlon. Suzuki modelo Alto. Tiempo de espera tres minutos. Patricia lo aborda en Macul esquina Quilín. La aplicación Uber no es tan confiable, aunque la tarifa será sin duda la más conveniente. Se dirige a Providencia donde tendrá la segunda sesión de kinesiología luego de salir del hospital. Utiliza bastones, pero su juventud le hace ver la situación con optimismo.   –Buenos días, señorita. –¿Cuánto demora el viaje? –contesta sin mucho interés. –Llegaremos pronto –el chofer sube el volumen al reggaetón. –¿No eres de aquí? –Hace un año partí de Venezuela.   Marlon no es precisamente Marlon Brando. Menos de uno setenta y de tez bien morena. Habla atropellado, aunque se le entiende perfectamente.   –¿Cuántos hijos tiene? –Patricia se reconoce en sus treinta y no le responde. –Tengo cuatro hijos, dos hombres y dos hembras –el chofer es demasiado joven.   Marlon vuelve a subir la músic

MUNDO PARALELO

                                      (crónica)   MUNDO PARALELO por Aníbal Ricci Ese día llegué temprano al departamento de Antonia. Aún no había regresado de sus clases de turismo y me recibió su hermano Honorio. Antonia nunca hablaba de su familia, por lo que prácticamente no conocía a su hermano. Sólo sabía de su esquizofrenia y temía que la conversación carecería de sentido. En sus palabras se notaba cuánto quería a su hermana. Era su ángel guardián, tal cual había dicho Antonia. Me contaba que ella lo acompañaba a correr o simplemente a caminar. Entre las pocas cosas que contaba de su familia, Antonia me había relatado esos paseos con lujo de detalles. Decía que su hermano veía visiones, aunque nunca quiso contarme de qué se trataban. Era un secreto muy privado. Jamás hubiese traicionado su confianza. Por esos pequeños detalles yo admiraba a Antonia. Era capaz de entregarse por entero a quién necesitase de su ayuda. Honorio la adoraba, debido a que era la única persona que lo esc

TERCIOPELO AZUL

                                         (crónica)   TERCIOPELO AZUL por Aníbal Ricci Nunca supe la verdadera razón del fin de lo nuestro. Sospechaba algo, aunque no estaba seguro. Había pasado un año y una especie de obsesión me perseguía. Simplemente quería conversar y curarme la rabia que llevaba dentro. La ocasión para visitarla fue su cumpleaños. Se sorprendió al verme, pero se tranquilizó al entender que mi intención era pacífica. Andaba con pantalones de cotelé y su clásica polera a rayas. Se veía más angelical de lo que recordaba, con su pelo rubio cayendo sobre sus hombros. Estuvimos conversando un rato y de inmediato descubrí que no le guardaba rencor. La causa de la ruptura ya no era importante. Ni siquiera hablamos del tema. Sólo me dediqué a pasarlo bien, compartiendo con el resto de los invitados. Elegí un rincón y me fijé en las amigas de Anita. Una de ellas se llamaba Antonia, pelo oscuro, no muy largo y tez blanca como la festejada. Cuando las vi juntas noté que eran m

ULTRAMÁN

                                        (crónica)   ULTRAMÁN por Aníbal Ricci Recuerdo nítidamente los primeros viajes. Llegar pedaleando a plaza Egaña constituía toda una hazaña. Se lo hubiera contado a mis padres, pero seguro me habrían regañado. Según ellos, andaba por los contornos de plaza Ñuñoa, lo cual en parte era cierto, ya que muchas veces dejaba mi bicicleta en la cancha de adoquines y jugaba fútbol con los otros niños del vecindario. En ocasiones dábamos vueltas a la manzana con mi vecino. Su mamá y sus abuelos vivían en el edificio de al lado. Solíamos jugar con sus juguetes electrónicos y en las tardes veíamos Robot Gigante y Ultramán. Siempre me invitaban a tomar once (en mi casa se la saltaban haciendo once-comida) y disfrutaba de la comodidad de los sillones de los abuelos de Cristián. Eran tan confortables que realmente daban ganas de ver televisión. Mi casa en cambio tenía un enorme patio donde mi papá instalaba una piscina de plástico en los veranos. Nos zambullíamo

ENCUENTRO CERCANO

                                          (crónica)   ENCUENTRO CERCANO por Aníbal Ricci Ese año tocaba cambio de curso y para variar estuve enfermo la primera semana de clases. Algo tan arbitrario como estudiar francés o alemán nos dividió para siempre. Recién en la segunda semana conocí a mis compañeros. Cada vez que empezaba un ciclo escolar me compraban zapatillas nuevas y al igual que en años anteriores me regalaron un par de NorthStar. Duras como palo y con la particularidad de no romperse nunca. ¡Cómo odiaba esas zapatillas! Eran horribles y todos en el liceo tenían las mismas. Parecía que las mamás se ponían de acuerdo y nosotros obligados a usarlas puesto que eran las únicas que estaban dispuestas a comprarnos.   Ese año traté de integrarme mejor con mis compañeros, pero las amigdalitis dijeron otra cosa. Cada vez que lograba enganchar con el grupo de avanzada, volvía a caer enfermo y de paso me perdía las fiestas. No me quedó otra que pedir cuadernos prestados para ponerm