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Mostrando entradas de agosto, 2018

Laura (1944)

Dirigida por Otto Preminger © Aníbal Ricci «Su encanto conquistó a todos… los hombres la admiraban… las mujeres la envidiaban», le confidencia Waldo Lydecker al teniente Mark McPherson, detective que lleva el caso del brutal asesinato de Laura Hunt, cuyo rostro fue desfigurado por dos tiros de escopeta. La narración comienza con la voz en off de Waldo, dando cuenta del contenido de su columna de sociedad. Claramente él es uno de los sospechosos, se lo hace saber McPherson mientras acompaña a Waldo al restorán donde ellos solían acudir. En medio de elegantes travellings , siguiendo el punto de vista de Lydecker, el director nos lleva al pasado a través de un largo flash-back , contándonos cómo conoció a Laura y cómo le fue sugiriendo que cambiara su peinado y vestimenta hasta transformarla en una mujer distinguida. Lydecker es un sujeto debilucho, muy presumido, deja traslucir ciertos rasgos de homosexualidad. Laura era su objeto de adoración, los travellings envol

Mente sin recuerdos

© Aníbal Ricci Disparo al mostrador y pulverizo los cristales. Los medicamentos caen al suelo y el farmacéutico entiende que la cosa va en serio. No recuerdo el nombre de la mujer. Las luces estallan y sus manos se aferran al respaldo. Empujo con fuerza y embisto la oscuridad. Una furia incontenible empalma sus carnes. No puedo dormir, intento masturbarme, pero mi herramienta no responde. Los recuerdos son demasiado vívidos. Reparto la mercadería entre mis cabros e introduzco la punta del cuchillo en el envoltorio blanco. El placer hace estirar mi cuello hacia atrás. Despierto en el hospital con la sensación de una mala resaca. Atado a la cama no puedo recordar. Las imágenes se suceden sin sentido. Mis soldados debieron haber vuelto con el dinero, pero no estoy en la guarida, sino gritando en medio de la farmacia. ¿De quién será este fierro? Salgo corriendo detrás de unos muchachos. Necesito respuestas, pero huyo por instinto. El sudor me tiene caliente. No veo su cara, pero

Terciopelo azul

© Aníbal Ricci             Nunca supe la verdadera razón del fin de lo nuestro. Sospechaba algo, pero no estaba seguro. Había pasado un año y una especie de obsesión me perseguía. Simplemente quería conversar y curarme la rabia que llevaba dentro. La ocasión para visitarla fue su cumpleaños. Se sorprendió al verme, pero se tranquilizó al entender que mi intención era pacífica. Andaba con pantalones de cotelé y su clásica polera a rayas. Se veía más angelical de lo que recordaba, con su pelo rubio cayendo sobre sus hombros. Estuvimos conversando un rato y de inmediato descubrí que no le guardaba rencor. La causa de la ruptura ya no era importante. Ni siquiera hablamos del tema. Sólo me dediqué a pasarlo bien, compartiendo con el resto de los invitados. Elegí un rincón y me fijé en las amigas de Anita. Una de ellas se llamaba Antonia, pelo oscuro no muy largo y tez blanca como la festejada. Cuando las vi juntas noté que eran muy cercanas, cuestión que no sospechaba realmente. An