Ir al contenido principal

LUCA (2021)

Dirigida por Enrico Casarosa

 

 ©Aníbal Ricci

 

Largometraje del estudio Pixar, dirigido por este creador italiano de storyboard (guion gráfico) que sólo tiene un corto animado a su haber (La Luna), pero que ha participado en varias películas del mismo estudio, entre ellas, Ratatouille, Up, Coco y Soul.

 

Es una cinta de animación orientada a los más pequeños, que cuenta las aventuras de Luca, de trece años, al conocer a Alberto, quien se convertirá en su amigo entrañable.

 

La particularidad de estos dos chicos es que originalmente habitaban en las profundidades del océano y según cuenta la leyenda estos eran catalogados de «monstruos marinos» por los humanos.

 


Alberto es un joven atrevido que tienta a Luca a descubrir el mundo de los «monstruos de tierra» (humanos). No es el Demian oscuro de Hermann Hesse, pero indudablemente este nuevo amigo invita a Luca a cruzar los límites vedados por su familia.

 

Luca es un muchacho impoluto, obediente pastor de peces, y se verá envuelto en aventuras para escapar de las profundidades abisales donde su tío lo rescataría de las malas ideas que rondan su cabeza.

 

Esta cinta es para niños de menos de diez años, aunque la perfecta factura de su animación y lo simple de la historia, la hacen disfrutable para ver en familia.

 


El apartado técnico es un punto álgido: una paleta de colores muy vivaces diferencia claramente el mundo submarino del terrestre y las texturas de las ropas nos hacen recordar la técnica del stop motion, en definitiva, es toda una experiencia disfrutar estas secuencias muy bien logradas.

 

La historia no es muy original: una carrera de bicicletas (medio tan emparentado con la cultura italiana) será el vehículo para obtener dinero y comprar una Vespa (símbolo italiano de las motocicletas) para recorrer toda Italia.

 

La Vespa es una aspiración, representa la libertad absoluta, y estos chicos sueñan con montarse en ella y viajar por el mundo desconocido de los humanos. La idea de la carrera parece extraída de los peores momentos de Star Wars (recordemos al niño Anakin) y no parece a la altura de los guiones imaginativos a que nos tiene acostumbrados Pixar.

 

La anécdota transcurre en Porto Rosso, una típica localidad de pescadores italianos que el director ha inventado para la ocasión (en la realidad, existe una playa con ese nombre). Cuando Luca piensa en la Vespa, su imaginación se dispara y el guion mezcla realidad y sueños en unas secuencias impecables. Hace recordar la imaginería desbordante del maestro Hayao Miyazaki. Es posible que la localidad ficticia (Porto Rosso) sea un juego de palabras con el título Porco Rosso del Studio Ghibli.

 


Sin embargo, hay que guardar las distancias. Los personajes secundarios de Luca, que viven en la Italia de los años 50, son estereotipos bastante burdos de los habitantes de Italia, algo brutos y buenos para comer pastas. Hay una diferencia mayúscula con los personajes arquetípicos de Miyazaki.

 

El arquetipo es un modelo primario y original al que recurre el arte, es único y representa las características de una entidad particular. Muy utilizado por el maestro japonés para dibujar al valiente, al héroe o cualquier personalidad de carácter universal.

 

En el caso de Luca, dado su público objetivo, recurrir al estereotipo es un recurso perfectamente válido. El estereotipo es una idea comúnmente aceptada de determinadas personas (los italianos, por ejemplo) y en la mente de un niño (que recién comienza a observar el mundo) puede confundirse el estereotipo con el arquetipo. El primero no es una idea original, es común, y el segundo es la idea primigenia e irrepetible.

 

Pero convengamos que para un niño puede ser muy útil conocer las características de los habitantes de un lugar a través de una idea preconcebida por la sociedad. De hecho, en sus primeros años un niño está aprendiendo a sociabilizar.

 


Luca es una película de iniciación, el paso de la niñez a la adolescencia. Un canto a la amistad (mensaje para los niños) y también una historia contra los prejuicios sociales hacia el que es diferente (mensaje adulto). No está mal hacer cine de varias lecturas: estos «monstruos marinos» han vivido su vida escondidos de una sociedad que les temía y en cierto modo los odiaba.

 

El problema con la película es que el mensaje de la amistad vuela con alas propias, en cambio, el mensaje de tolerancia es dibujado de manera apresurada, aunque hay que reconocer que cuando el padre de Giulia se da cuenta de que los supuestos monstruos son los amigos de su hija, la cinta emociona y no cae en sensiblerías, debido a que ese mensaje no es para los niños (todavía no lo entenderían).

 

Los personajes principales (Alberto y Luca) en cambio, sí tienen algo de arquetípicos, por eso nos recuerdan al maestro Miyazaki. Alberto es el alquimista que transforma la manera de observar el mundo que tenía Luca, le abre los ojos, pero siempre hay cariño detrás y ambos demostraran que defienden a sus amigos, aunque vayan en contra de las normas sociales.

 


Esta aventura de Pixar refresca la mirada más adulta de por ejemplo Soul (2020) que acaba de obtener una estatuilla del Oscar. Luca es una película para disfrutar sin darle muchas vueltas.

 

Es una visión tan distinta de la niñez según Tim Burton: Frankenweenie (2012), donde el mundo de los otros (Jean-Paul Sartre) era observado de una manera mucho menos amable, más adulta, a pesar de ser una película animada. Esos otros (la sociedad) eran mucho más despiadados.

 

En la película de Enrico Casarosa, el otro (Alberto) no estrangula la libertad de Luca, no aliena su estadía en la tierra, es el amigo incondicional que lo invita a compartir el mundo de los humanos.

 


 

Comentarios

Entradas populares de este blog

EL AMOR DE LOS CARACOLES

novela de Juan Mihovilovich EL AMOR DE LOS CARACOLES Juan Mihovilovich . comentario de Aníbal Ricci Conocí a Juan en 2013 en la misma librería donde acaba de lanzar esta última novela. Ambos publicamos en Simplemente Editores y Mónica Tejos me invitó a la presentación de «El asombro». Fue una ceremonia íntima en comparación con el presente lanzamiento de mayor concurrencia. No lo había leído, pero él ya era un escritor de trayectoria. Fue particularmente amable conmigo y con mi señora, su vozarrón anunciaba cierta profundidad de carácter.   En aquella novela, la anécdota estaba ligada a ese sacudón milenario que lleva a un hombre a casi abrazar la muerte en medio de la oscuridad. Narraba la experiencia del terremoto de 2010 en el poblado de Curepto donde las oficiaba de juez. Una experiencia que marcó su vida y no me parece casual que Juan comenzara su nueva novela con el capítulo titulado «El mar», donde pierde la vida Laura. Pese a ese suceso definitivo el personaje estará pr...

DRON

  DRON por Aníbal Ricci     I El implante era defectuoso. El cuerpo original fue destrozado durante la segunda década del nuevo milenio. Entrenado a punta de sacrificios sirvió en las filas de un ejército que ya no existe, uno convencional que desapareció del mapa antes del nuevo orden. La habilidad para dirigir drones lo convertía en un oficial letal, su sinapsis privilegiada permitió el implante de una inteligencia artificial que se fundió perfecto a su cerebro. La historia olvidó a los gobernantes del colapso. Uno quería hacerse de unos minerales y creyó engañar al contrincante al ofrecerle un botín de guerra ajena. Los años de lucha debían ser monetizados y esas tierras raras eran indispensables para despuntar en tecnología y vencer como imperio en una carrera que este sujeto administraba como negocio. El contendor entendía la guerra a la usanza del antiguo milenio, pensaba conquistar territorios y hacer crecer las fronteras, en cambio el mercantilista sabía que el ot...

PARTÍCULA

  PARTÍCULA por Aníbal Ricci   Se nace, de espaldas a la madre, el dolor del parto debe ser comparable a respirar por primera vez y abandonar el ambiente protegido. La temperatura desciende y el recién nacido se interna en lo desconocido. Si no respira, esa gota surgida del agua perecerá de inmediato. Debe luchar y ascender desde el océano para transformarse y desarrollar algún talento. El amor recibido en la infancia le permitirá viajar por un túnel que lo trasladará a otro lugar y en el camino podrá coincidir con otro túnel, compartir anhelos y miedos con la esperanza de hacer crecer la partícula. El equilibrio será precario, el miedo lo puede sepultar en el ostracismo o permitirle afrontar el terror, esa alma gemela que lo acepte a pesar de las carencias. Lo químico será un flechazo, el espejismo que lo inmovilizará por un tiempo. Un engaño, salvo que desde el útero haya recibido un abono confortable que le permita transitar varios túneles, aplacando al miedo lo suficiente ...