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PAPUSZA (2013)

Dirigida por 

Joanna Kos-Krauze 

y Krzysztof Krauze

©Aníbal Ricci

«Si los gitanos tuvieran memoria… se morirían de angustia», pensaba Papusza, apodo por el cual era conocida la poeta Bronislawa Wajs. Los gitanos no saben leer ni tienen ciencia (afirmaba) y no ven con buenos ojos que Papusza haya aprendido a leer y escribir en polaco.

Papusza fue una poeta y cantante polaca de etnia romaní. Murió a los 76 años el 8 de febrero de 1987. La película pertenece al género biográfico y hace un recorrido desde su nacimiento (antes de la Primera Guerra Mundial), pasando por el intervalo entre las dos guerras, y finalizando con el período de posguerra, luego del exterminio del pueblo gitano a manos de los nazis.


La cinta da cuenta de diversos episodios sin orden cronológico, pero el montaje prodigioso permitirá una mejor comprensión de su vida. Aprendió el idioma polaco de forma autodidacta y terminada la Segunda Guerra Mundial conoció al poeta y etnógrafo polaco Jerzy Ficowski, ex miembro del movimiento de resistencia contra los alemanes y que vivió con los nómades gitanos buscando escapar de la justicia. Ficowski fue quien recopiló la poesía de Papusza y la convirtió en la primera romaní en ser publicada en Polonia.


La película está filmada en un logradísimo blanco y negro, que va mezclando los eventos con planos generales que permiten traducir la belleza de sus versos a imágenes de la naturaleza omnipresente. Papusza, según el poeta Julian Tuwim, poseía un punto de vista muy puro y único, que incorporaba el paisaje que iba recorriendo con su pueblo. Las tomas, tanto de lugares cerrados como exteriores, están construidas con planos fijos, de ritmo pausado, dentro de los cuales se va mostrando la riqueza cultural del pueblo romaní (tradiciones que enorgullecerían a cualquier nación) y sus periplos por los bosques y campos polacos a través de las distintas estaciones. 


Estos gitanos van de un pueblo a otro, sobreviviendo a la lluvia y el barro. Son nómades y guardan secretos ancestrales al no tener escritura. Por esa razón, cuando se publican los versos de Papusza, sus compañeros de viaje están a punto de desterrarla por traicionar a los suyos. Ni siquiera su marido la comprende y sufrirá una depresión que la recluye en un sanatorio. Eran considerados una vergüenza para su pueblo y Papusza se sentía culpable de la situación. 


«Si no hubiese aprendido a leer… habría sido feliz», le confiesa a Ficowski. Su vida se fue transformando en un verdadero martirio cuando los médicos le prohibieron escribir poesía. Cuando décadas después fue reconocida por la cultura polaca, ella solía decir que nunca había escrito poemas.


Sin duda tuvo que soportar un duro pasar, encerrada entre la belleza de sus versos y el desprecio de los suyos. No tuvo hijos y con su marido (24 años mayor) adoptaron a un niño sobreviviente del exterminio nazi. Ese niño también terminó renegando de Papusza.


Los directores de la cinta son un matrimonio que nos muestra los inconvenientes de la vida nómade a través de una fotografía casi pictórica, de un pueblo que vive entre tradiciones y prejuicios, en medio del cual introducen la figura del afuerino (Jerzy Ficowski). No es un biopic tradicional, recurre a una cronología confusa que hace que el espectador vivencie los episodios a la manera de recuerdos.


Papusza es una película apabullante. La fotografía nos transporta a esos parajes (un blanco y negro implacable) y podemos escudriñar en el alma de la poeta. La música tradicional envuelve al espectador y la canción final (con los versos de Papusza) emociona genuinamente. Es la misma con que inicia este viaje, pero luego de recorrer la vida de la poeta, esos versos finales llegan verdaderamente al alma.

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