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Looper

©Aníbal Ricci


Alegoría del suicidio

«No hay presente, ni futuro, sólo el pasado volviendo a ocurrir una y otra vez», escribió Eugene O`Neill, Premio Nobel de Literatura, célebre frase que constituye el armazón de Iron Man 3. «Creamos nuestros propios demonios», nos dice Tony Stark en respuesta al terrorismo encarnado por El Mandarín, un actor personificando al lado más oscuro de nuestra sociedad, cuyo terror proviene de las carencias de otro personaje atrapado en resentimientos del pasado.

Una versión simplificada de la cita de O`Neill, reflejará a su vez el mundo de la toma de decisiones en la película de Rian Johnson, cuyo guion profundizará desde el comienzo del metraje en su tesis central: «El pasado nunca termina de ocurrir».
El director despliega un cúmulo de detalles aparentemente complicados, pero a su vez dota a las escenas de una profundidad temática que distingue a las buenas cintas de ciencia ficción.
Desde el primer acto explica su distopía. Los loopers son agentes contratados por una mafia del futuro para eliminar aquellas personas que estorban, pero por un asunto logístico, en el futuro es casi imposible deshacerse de sus cuerpos. Los viajes en el tiempo han sido proscritos y, por ende, estos asesinos del pasado viven a cuerpo de rey, ocultos en la clandestinidad de un presente situado en Kansas de 2044, donde la mayoría de la gente vive sumergida en miseria y pobreza. Hay una breve imagen de viaje de carretera que evoca las persecuciones de Terminator (1984), de James Cameron, pero el guion de inmediato se aparta imaginativa y sorprendentemente de aquella historia.
Los loopers se denominan de ese modo debido a que «cierran su círculo» cuando se matan a sí mismos a los treinta años de servicio, para borrar toda huella de su existencia. No hay cabida a la idea de reencarnación y estos loopers, luego de auto-eliminarse (alegoría del suicidio) se dedican a drogarse a través de los ojos y a gozar de la vida sabiendo de antemano su fecha de vencimiento: morirán dentro de treinta años.
El giro, quizás esperado, pero explotado de manera genial (hasta metafísica) ocurre cuando los loopers se arrepienten de matar a su homólogo del futuro, despertando en estos últimos una suerte de memoria borrosa que trae los recuerdos justo al instante en que los vive su representante del pasado, posibilitando al espectador una profunda reflexión de lo que es la instantaneidad del tiempo, ni pasado ni futuro, sólo presente que podría ocurrir una y mil veces de la misma forma, pero que está sujeto a las decisiones que uno va tomando en la vida, que cambian de una vez y para siempre nuestra existencia.
Ficha Técnica
Título original   Looper
Año                 2012
Duración        118 min.
País                Estados Unidos
Dirección       Rian Johnson
Guion            Rian Johnson
Música          Nathan Johnson
Fotografía     Steve Yedlin

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