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No amarás (1988)

Dirigida por Krzysztof Kieslowski

©Aníbal Ricci

Corresponde a la interpretación, según Kieslowski, del sexto mandamiento del judaísmo: No fornicarás.

Si bien “No cometerás adulterio” suena mejor que “No cometerás actos impuros”, ninguna de esas frases es demasiado marketera; y como “No fornicarás” resulta demasiado violento para el espectador, se recurrió al eufemismo de “Hacer el amor” para referirse al sexo, y se sustituyó la palabra “fornicarás” por “amarás”, convención que quizás oculte algo de verdad. Entiéndase fornicar como “no perderás tus aguas seminales”, tanto del hombre como de la mujer.

No puedo ser imparcial ante una de las películas más bellas que haya visto. Tomek, un chico de 19 años, vive en casa de la madre de un amigo. “Soy vieja y tengo miedo cuando no hay nadie en el cuarto de al lado”, dice la anciana. Kieslowski plantea que existe un vínculo entre la soledad y la edad de las personas, dando a entender lo triste que es no tener a nadie que te acaricie cuando envejeces.

Kieslowski contrapone el punto de vista de un chico inexperto en artes amatorias, al de Magda, una mujer de unos treinta y tantos, con una vida sexual bastante activa.


El guión es simple y perfecto, no tiene cabos sueltos, de una belleza sobrecogedora. “El agua seminal” está representada por la leche contenida en botellas que el mismo Tomek deja en la puerta de Magda. Ella la derrama y llora (otro fluido desperdiciado). “Antes me masturbaba”, confiesa el muchacho. “Eso es un pecado”, le responde Magda.

El joven terminará derramando otro fluido vital, esta vez rojo, debido a la incomprensión de Magda ante su confesión: “Te amo”.


Ambos protagonistas representan a personas solitarias, contra argumentando su tesis anterior acerca de la edad.

Cuando Magda observa por el catalejo, las cosas han cambiado: ya no está sola y ante la leche derramada ella presiente, reinterpreta el pasado y descubre que Tomek siempre estuvo a su lado.


Hay una expresión de amor a través del sexo. Los impulsos sexuales siempre tienen significación: no hay maldad en ello. Los acordes de la música se van haciendo más emotivos al incorporar nuevos instrumentos a la melodía. Bellísimas tonalidades de Zbigniew Preisner (colaborador habitual de Kieslowski) tan simples como la perfección de las imágenes de este gran cineasta polaco.

PELÍCULA IMPERDIBLE DEL SIGLO XX

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