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El Ángel Azul (1930)


Dirigida por Josef von Sternberg



Esta película es de las primeras de cine sonoro que produce alemania y, por otro lado, es la cinta que da paso a un cine más realista, alejándose de los prolíficos años del «expresionismo alemán», cuyos frutos principales fueron sembrados por Fritz Lang (Metrópolis, M, El testamento del doctor Mabuse) y por Friedrich Wilhelm Murnau (Nosferatu, El último, Amanecer).
Este nuevo realismo presente en El ángel azul, no renuncia a la opresión de las cintas precedentes, sino más bien, dota a las escenas de cierto clasisismo narrativo, que es enriquecido en el montaje con elementos metafóricos como el ruido de campanas, pájaros enjaulados y figuras de reloj en primer plano, todas con el objeto de prefigurar a la muerte.
Se trata del primer largometraje que protagonizó Marlene Dietrich (actriz de cabaret), pero es el profesor Immanuel Rath (Emil Jannings) el personaje que se roba la película. Una interpretación mezcla de ingenuidad y suficiencia, en un minuto admirando el show de Lola Lola desde la altura de un balcón, para hacia el final sumirse en las profundidades de la mente humana. Un ser odiado por sus alumnos e incapaz de entender un abrazo, un beso o una palabra cariñosa, un ser emocionalmente primitivo que nos sumerge en la degradación del amor.
Las escenas de soledad son conmovedoras y dan cuenta de una progresión irremediable, sin vuelta atrás, donde la cámara se aleja y el sonido desaparece.
La película simboliza cierta caída moral del pueblo alemán en los años posteriores a su derrota de la Primera Guerra Mundial. La letra que canta Dietrich refleja a la perfección esa degradación y alienación, siendo el contrapunto ideal a las escenas más crudas.


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