Dirigida por Josef von Sternberg
Esta película es de las primeras de cine sonoro que produce
alemania y, por otro lado, es la cinta que da paso a un cine más realista,
alejándose de los prolíficos años del «expresionismo alemán», cuyos frutos
principales fueron sembrados por Fritz Lang (Metrópolis, M, El testamento del doctor Mabuse) y por Friedrich Wilhelm Murnau (Nosferatu, El último, Amanecer).
Este nuevo realismo presente en El ángel azul, no renuncia a la opresión de las
cintas precedentes, sino más bien, dota a las escenas de cierto clasisismo
narrativo, que es enriquecido en el montaje con elementos metafóricos como el
ruido de campanas, pájaros enjaulados y figuras de reloj en primer plano, todas
con el objeto de prefigurar a la muerte.
Se trata del primer largometraje que
protagonizó Marlene Dietrich (actriz de cabaret), pero es el
profesor Immanuel Rath (Emil Jannings) el personaje que se roba la película.
Una interpretación mezcla de ingenuidad y suficiencia, en un minuto admirando
el show de Lola Lola desde la altura de un balcón, para hacia el final sumirse
en las profundidades de la mente humana. Un ser odiado por sus alumnos e
incapaz de entender un abrazo, un beso o una palabra cariñosa, un ser emocionalmente
primitivo que nos sumerge en la degradación del amor.
Las escenas de soledad
son conmovedoras y dan cuenta de una progresión irremediable, sin vuelta atrás,
donde la cámara se aleja y el sonido desaparece.
La película simboliza cierta
caída moral del pueblo alemán en los años posteriores a su derrota de la
Primera Guerra Mundial. La letra que canta Dietrich refleja a la perfección esa
degradación y alienación, siendo el contrapunto ideal a las escenas más crudas.